ACABEMOS CON LA ENFERMEDAD PENITENCIARIA
La enfermedad es una parada, una alteración en nuestras vidas que daña nuestra salud física o mental. Ahora mismo, en el Estado Español las cárceles son una enfermedad por partida doble.
Síntoma de recurrir a resolver problemas que vienen de carencias económicas, de exclusión social, de patologías como las adicciones... mediante el encierro.
Y una enfermedad en sí mismas. Pobladas de personas con diversas enfermedades, con padecimientos de todo tipo que rara vez son atendidos a tiempo y de forma profesional.
Porque cuando hablamos de escasa atención sólo tenemos que tirar de los datos de la propia institución penitenciaria. La cárcel de Zuera es un ejemplo de desatención médica, aunque esto no es la excepción sino la norma.
En Zuera se cubren las plazas de facultativo mediante interinidad. Todo el centro ha llegado a funcionar con un solo médico que atiende cinco horas al día entre semana.
Además se producen situaciones tan lamentables como que en diciembre la cárcel se quedó sin servicio de limpieza, lo que coincidió con una plaga de ratones. Y de asuntos como la calidad de la comida, o la atención fuera del centro penitenciario en temas tan cruciales como las especialidades médicas ni hablamos. También sigue sin estar claro el cese fulminante de la directora en 2023, y se ha pasado de puntillas por los informes del Defensor del Pueblo muy críticos con lo que ocurre en la macrocárcel.
En cuanto a la enfermedad social que es en sí misma la institución penitenciaria, a lo largo de más de dos décadas de marcha anticarcelaria, hemos apreciado que los motivos que mueven a la cultura del castigo no han cambiado. No se insiste en suprimir las causas de la enfermedad, sino en esconderla. Y eso contra todo criterio lógico.
Prevenir es mejor que curar, ya que hablamos de patologías, y sin duda el trabajo social hace más bien que el simple castigo, aunque no sea ahora, en una sociedad individualista hasta el extremo, el mejor momento para que nos escuchen.
Tampoco faltan, hablando de enfermedades, otras infecciones oportunistas. Este mes de febrero la ultraderecha acudía a la puerta de la cárcel de Zuera a alimentar el discurso del odio relacionando migración y delincuencia.
En los últimos tiempos se fortalece el viejo discurso del “algo habrán hecho”. La idea del punitivismo frente a la racionalidad del trato digno, empezando por la salud.
Si queremos una sociedad sana, es tiempo de prescindir de la enfermedad del castigo, tiempo de eliminar muros y construir personas, y no de destruirlas física y mentalmente.
SÁBADO 9 DE MARZO. A.V.ARREBATO
- 20h. Sábado 9 de marzo. A.V.Arrebato (C/Palafox 28)
Concierto Inquina y Rotura.
Después DJ's
SÁBADO 23 DE MARZO. CSO KIKE MUR
- 14:30 Comida
- 16:30 Taller de pancartas
- 18:00 Presentación y proyección del documental "Philomena Franz. Mi holocausto"
- 19:00 Charla "Absolución 6 de Zaragoza"
- 20:00 Teatro "Un cigarrito p'al Chape"
La programación de actos prevista (de 13 a 18h) será la siguiente:
- Vermú y comida popular
- Taller de cartas
- Radio Hawai en directo
- Charlas: Salud y Libertad
- Lü de Lürdes
- Concierto con Zorro Negro y Gadugi
Salida en bus - 11 hs. Colegio Tenerías (Coso Bajo)
Salida en bici - 9:30 hs. Plaza Madalena
Combatiendo la enfermedad penitenciaria [Crónica de la XXI Marcha contra la Macrocárcel de Zuera]
Este domingo, 24 de marzo, tuvo lugar otra edición más, la vigesimoprimera, de la Marcha contra la macrocárcel de Zuera, convocada por la Iniciativa contra las macrocárceles. Otro año de duro clima en un parking de asfalto del centro penitenciario donde brota la solidaridad con las personas presas.
Aunque existen muchas iniciativas similares en diferentes puntos del Estado, sería conveniente elaborar una guía para principiantes, con un toque de diagnóstico y propuesta de curas. Empezando por entender que, como nos decían en el manifiesto de este año, la cárcel es una enfermedad social. Los síntomas de la enfermedad son: una política penitenciaria que deshumaniza al interno y que lesiona los derechos de los familiares con centros aislados de la civilización.
Encontramos un escenario de escasa dotación presupuestaria, de continuos parches que a nadie benefician (ni siquiera a los propios funcionarios) y de prácticas irregulares de las que nunca se habla. Frente a esto un grupo de personas proponen la visibilidad como primer tratamiento del problema.
Se comparte el diagnóstico en las jornadas previas, que en este caso tuvieron lugar el día anterior a la Marcha en el CSO Kike Mur. Aparte de ser una jornada de convivencia, que empezó con una comida vegana y elaboración de pancartas, es una mirada a la miseria penitenciaria de diferentes maneras.
Se dio cabida a un caso local tan grave como es el de los 6 de Zaragoza, con desproporcionadas condenas a militantes antifascistas. También se proyectó el documental "Philomena Franz. Mi Holocausto". Un estremecedor testimonio en primera persona sobre el exterminio de la comunidad romaní por los nazis. Concluyó la jornada con la emotiva Un cigarrito p'al chape. Obra de teatro desde Bilbo basada en hechos reales de la cotidianidad del talego que puso la carne de gallina al público.
Pero toda enfermedad, las sociales también, requieren la presencia de quien quiere evitarlas o eliminarlas si fuera posible. Así que el domingo varias decenas de personas se plantaron, con el habitual tiempo desapacible (y es que parece que Zuera esté pensada para garantizar mal tiempo) lo que no impidió desplegar pancartas, montar zona infantil, escenario y puestos de material y avituallamiento.
Recibió a la marcha el sonido de la txalaparta. Este año con un autobús que casi se llenó y asistentes de varios puntos de Aragón, Catalunya y Euskal Herria. No faltaron las bicis, porque el tiempo es lo de menos, y todos los años siguieron fieles a su cita las ciclistas a las que el cierzo no para y que trajeron su mensaje solidario.
Desde primera hora volvió el tratamiento efímero de Radio Hawaii, emisora que lanza las voces de personas solidarias por encima de los muros un día al año. Con un poco de humor, música e información. A la vez que lleva lo que sucede fuera a las ondas hacia dentro.
A lo largo del día se sucedieron los actos con presentación de casos represivos y muy importante fue la presentación de Salud y libertad, una iniciativa para denunciar las condiciones de salud dentro de las prisiones del Estado. En Zuera saben bien de ello, como se ha denunciado ya en numerosas ocasiones.
Lü de Lürdes aportó con sus narraciones un poco de luz a la grisura del talego. Varios cuentos sobre iguales y desiguales, mirada cálida y con mensaje. Durante toda la jornada, se intentó paliar la soledad de las personas presas con decenas de postales que se enviaron a personas que las remitentes no conocen. Es lo de menos. Unas palabras amables hacen más que días enteros de trato áspero.
Y hubo música. Desde la improvisada en euskera y castellano hasta concluir con el hip hop de Zorro Negro desde Sieso y el toque de humor rapero de Gadugi.
Quizá la enfermedad penitenciaria no desaparezca de repente. Pero quienes intentan hacerla patente y evitarla volverán. Para más instrucciones, ideas y posible cura en la XXII Marcha contra la macrocárcel.